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Feliz 2013
Basándose en referencias mayas algunos interpretaron que el 21 de diciembre de 2012, coincidiendo con el solsticio de invierno, tendría lugar el fin del mundo. Seguidores del movimiento de la Nueva Era o New Age defendieron que esa fecha marcaría el inicio de una especial transformación humana, física o espiritual, que sería el punto de partida de una nueva época.

Cumplido el primer mes de 2013, parece que el ritmo de nuestro mundo conocido sigue igual.

El cine no ha sido ajeno en muchos de sus argumentos al avance de cambios fundamentales en la concepción de nuestra forma de vida. Una suerte de visión profética que en algunas de sus historias se ha visto parcialmente cumplida.

Reseñamos una selección de diez títulos que nombraron años futuros mostrando panoramas venideros, en la mayoría de los casos poco favorables.

1984

Título de la famosa novela política de George Orwell, publicada en 1949, cumbre del análisis literario de un régimen totalitario, ambientado en un Londres de 1984, ha conocido varias adaptaciones a la gran pantalla. La más popular es la dirigida el mismo 1984 por Michael Radford, con John Hurt como el protagonista Winston Smith, ciudadano sometido como el resto a la tiranía del Partido único y omnipresente en todas las actividades cotidianas a través de la figura virtual del Gran Hermano.

En 1954 se rodó la primera versión destacable para la televisión inglesa, dirigida por Rudolph Cartier y con Peter Cushing en el papel de Smith. Dos años después, en 1956, llegó la primera para el cine, de la mano de Michael Anderson y con Edmon O’Brien en el personaje protagónico. También merece mención la adaptación libre, dirigida en 1985 por Terry Gilliam, titulada «Brazil», una fantasiosa historia de deslumbrante estética y gran reparto encabezado por Jonathan Pryce, Robert De Niro, Iam Holm y Bob Hopkins (puedes verla íntegra en VOSE pinchando aquí).

Todas se consideran dignas recreaciones de su original literario, anticipando o desarrollando grises realidades, como la adulteración informativa a través del llamado Ministerio de la Verdad, en el que trabaja Smith; aunque ninguna ha sido capaz de recoger plenamente ideas de la novela tan interesantes como la neolengua (newspeak en inglés) o nueva versión de la lengua que trata de implantar el régimen, en la que esta se reduce al mínimo con el fin de controlar el pensamiento, ya que, a menor vocabulario y forma de expresión, más fácil la manipulación.

1997: Rescate en Nueva York

Aunque el título original en inglés era simplemente «Escape from New York», en España y otros países como México, Italia, Francia y Portugal, se incorporó el año en el que se ambientaba la película, no muy lejano a su rodaje en 1981 por John Carpenter, que pronto convirtió en película de culto su historia, plena de acción, de un futuro Manhattan convertido en prisión de alta seguridad donde el agente especial «serpiente» Plissken (Kurt Russell) deberá rescatar a un secuestrado presidente norteamericano.

Espacio:1999

Espacio 1999

Imágenes de carátulas de la serie en su edición en DVD

Excepcionalmente incluimos una serie televisiva por su gran éxito, resultando todo un emblema para cierta generación.

De nacionalidad británica, emitida en casi un centenar de países a lo largo de sus dos temporadas, nació en 1975 de la mano de Gerry Anderson, productor famoso por sus programas de televisión futuristas, que ya había conocido un gran éxito con la serie “Thunderbirds”, en España llamada “Guardianes del espacio”, protagonizada por marionetas. “Espacio: 1999” o “Cosmos: 1999”, como se le denominó en países hispanos, se iniciaba en septiembre de 1999, momento en que una inesperada explosión en la Luna pone fuera de órbita a la base lunar Alpha; a partir de ese momento, el comandante John Koenig (Martin Landau), la Doctora Russell (Barbara Bain) y los 309 tripulantes de la base viajarán por los más remotos rincones del espacio con un destino incierto…

Aunque vista ahora no resiste comparación con los realistas efectos especiales modernos, en su día fue una producción muy ambiciosa y cuidada, con una ambientación que recordaba al largometraje de Stanley Kubrick de pocos años atrás que es uno de los clásicos por excelencia del género futurista…

2001: Una odisea del espacio

Es célebre el carácter minucioso y detallista del director Stanley Kubrick, que asumió  “2001: Una odisea del espacio” como un desafío en su descripción de un posible futuro, con aspectos nunca vistos, recabando información visitando la NASA y las empresas que entonces fabricaban naves espaciales para los previstos viajes a la Luna (recordemos que la película se estrenó en USA en abril de 1968 y que el primer ser humano pisó superficie lunar el 21 de julio de 1969). Además, Kubrick, coautor del guion junto al escritor Arthur C. Clarke, se rodeó de un completo equipo de expertos en efectos especiales y diseño. Entre ellos destacaremos a Douglas Trumbull, no solo productor y director (por ejemplo, de “Naves misteriosas” y  “Proyecto Brainstorm”), también responsable de los efectos visuales de clásicos del género fantástico como “Encuentros en la tercera fase” (1979), “Star Trek. La película” (1979) y “Blade Runner” (1982), y al que consultó el cineasta Terrence Malick para “El árbol de la vida” (2011). El extraordinario trabajo conseguido fue reconocido con un Óscar a los mejores efectos especiales, la única estatuilla que consiguió Kubrick a pesar de las numerosas nominaciones a lo largo de su carrera.

La faceta megalómana de Kubrick también resultó fundamental para la atmósfera de la historia, pues rechazó en el último momento la obra musical creada para la película por Alex North (entonces con ya 9 candidaturas a los Óscar por sus bandas sonoras; entre ellas, por “Espartaco”, “Cleopatra” y “¿Quién teme a Virgina Woolf?”), para provocar un impactante efecto usando composiciones anteriores de Richard Strauss (el inicio de su poema sinfónicoAsí habló Zarathustra”) y Johann Strauss hijo (su vals “El Danubio azul”), ejecutadas por orquestas filarmónicas dirigidas por Herbert von Karajan, así como varias piezas de György Sándor Ligeti (como su Lux Aeterna, creada para 16 voces a capella, que suena en las escenas del monolito) y el Adagio del ballet “Gayaneh” de Aram Khachaturian (en las escenas del Discovery viajando hacia Júpiter).

El resultado, un viaje por la evolución y más allá de las estrellas de especial calado emocional…

2010: Odisea dos

También conocida en español con el título más acorde con el original: “2010: El año que hicimos contacto” (2010: The year we make contact), adapta la segunda novela de la saga de la Odisea Espacial escrita por Arthur C. Clarke, publicada en 1982. Ambas, película y novela, son la continuación de la película “2001: A space odyssey”, cuya historia retoman nueve años después de que se perdiese el control de la Discovery, enviando a Júpiter una expedición soviético-estadounidense con el fin de descubrir qué sucedió con la misión anterior.

Más que digno largometraje de 1984 del género espacial, su mayor debilidad reside en la inevitable comparación con su predecesora, al querer despejar todas las incógnitas que aquella planteaba; sin olvidar sus otros numerosos referentes cinéfilos (con ese mensaje de alerta y con esa influencia estética del último cine fantástico de éxito, caso de la nave Nostromo de “Alien”, cuya atmósfera parece recrearse en el interior de la nave rusa). Pero funciona muy bien como cine de entretenimiento, con una interesante historia en progresión dramática y una esmerada puesta en escena, merecedora de cinco nominaciones a los premios Óscar en categorías conocidas como “técnicas”: efectos visuales, vestuario, dirección artística, maquillaje y sonido. Y ello aunque quede actualmente trasnochada la rivalidad entre las potencias mundiales protagonistas, fruto del entonces contexto histórico de la Guerra Fría, y aunque resulte evidente que su director Peter Hyams, incluso con estimables títulos de ciencia ficción en su haber, como “Capricornio Uno” (1978) y “Atmósfera Cero” (1981), no cuenta con la genialidad de Kubrick.

Entre sus muchas curiosidades destacaremos dos:

–      Escuchar a la hoy prestigiosa y muy premiada actriz inglesa Helen Mirren con acento soviético como astronauta rusa. Lo que no resulta tan extraño si consideramos que su nombre real es Ilyena Lydia Vasilievna Mironova y es nieta de un aristócrata ruso.

–      Las dos apariciones del escritor Arthur C. Clarke: primero en un cameo delante del edificio de la Casa Blanca, dando de comer a las palomas sentado en un banco cercano a otro en el que el Dr. Heywood Floyd (Roy Scheider) trata de convencer al Presidente del Consejo Nacional de Astronáutica de la necesidad de colaborar con los rusos; Cameo

posteriormente como dibujo en la portada de la revista Time, figurando a la izquierda como el Presidente norteamericano, al lado de Stanley Kubrick, que aparece como el Presidente soviético.Imágenes Clarke y Kubrick

Para acceder a su tráiler en versión original en inglés pincha aquí, si bien enlazamos el prólogo de la película en su versión doblada al español.

Aviso de spoiler para quien no haya visto «2001: Una odisea del espacio».

Continuará…